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sábado, 2 de mayo de 2015

33 años del hundimiento del Crucero Belgrano, un crimen de guerra impune hasta hoy


El 2 de mayo de 1982, durante la guerra de Malvinas, estando fuera de la zona de exclusión, el veterano crucero sufre un ataque del submarino HMS Conqueror. El impacto de dos de los torpedos, lanzados por el submarino inglés, provoca su hundimiento, en el que mueren 323 de sus tripulantes. 

Botado el 12 de marzo de 1938, el crucero USS Phoenix fue adquirido por la Argentina en 1951 y, ya con el nombre de ARA 17 de Octubre, fue la nave insignia de la flota que en septiembre de 1955, al mando del almirante Isaac Rojas, bombardeó la destilería de Mar del Plata con las municiones provistas por la armada de Gran Bretaña. Fue luego rebautizado General Belgrano, en homenaje al abogado y prócer de la independencia.
El 2 de mayo de 1982, a las 16,01, el Crucero "General Belgrano" de la Armada Argentina fue atacado por el submarino nuclear HMS Conqueror perteneciente a la Armada Británica. Una hora más tarde la nave e hundía en el mar austral. De los 1.093 tripulantes, sobrevivieron 770, resultaron muertos 323 soldados, de los cuales 200 tenían entre 18 y 20 años. Fue un “crimen de guerra” porque el ataque británico se produjo fuera de la zona de exclusión determinada unilateralmente por Gran Bretaña alrededor de las Islas Malvinas. Eduardo Behrendt es hermano de Edgardo, uno de aquellos jóvenes que murió en ese hundimiento. Precisamente se impuso el nombre de "Héroe Nacional Edgardo Behrendt" a un aula de la escuela primaria Nro. 1 de Viedma. Eduardo actualmente mantiene en alto la memoria de aquellos argentinos héroes que perdieron su vida en el Atlántico Sur y sigue considerando que la acción de recuperar las islas fue legítima más allá que la haya llevado adelante una dictadura militar. Eduardo habla de todos estos temas en esta entrevista, así como su participación en el último viaje al cementerio de Darwin en Malvinas.


-¿Pudo reconstruir lo que vivió su hermano en el hundimiento del Belgrano? 

-Lo pude reconstruir. Mi hermano era cabo segundo electricista. Si bien tenía 18 años al momento de morir, le faltaban 11 días para cumplir los 19. Había hecho el curso en la Escuela Mecánica de la Armada tres años y a los 18 egresó. El destino en enero del ’82 fue el Belgrano, a las puertas de la guerra, algo que en ese momento ni se imaginaba. Hay que recordar que en esos años del gobierno militar, una salida laboral para los chicos jóvenes era engancharse en las Fuerzas Armadas, aunque sea para el primer contrato que daban de tres o cuatro años. Era una salida laboral para muchos, más allá de la vocación. A mi hermano al principio le gustó y después si no veía posibilidad de un curso para ser oficial, iba a dejar el arma. Los integrantes de mi familia en general, ya los ancestros, eran comerciantes, mercaderes antiguamente, en cambio la vida militar era distinta. Mi hermano partió para el Atlántico Sur con el Belgrano el 13 de abril. Hicieron puerto la última vez en Ushuaia, el 17 de abril, y de ahí ya zarparon al teatro de operaciones. 

-¿No salieron con el Belgrano para el Atlántico Sur antes del 2 de abril? 

-No. Porque desde el verano que el Belgrano tenía problemas. 

-¿Era una nave muy antigüa, de la Segunda Guerra Mundial?

-Era antigüa es verdad, pero había sido modernizada. Tenía turbinas nuevas, armas bastantes sofisticadas, tenía un gran poder de fuego. Pero también tenía sus problemas. Desde que se desató la guerra hasta el 13 de abril mi hermano iba y venía. Se despedía y después volvía porque el buque tenía problemas mecánicos de distinta índole y no zarpaba. Hasta que zarpó el 13, el 17 de abril tocó Ushuaia y de allí se involucró más que nada rodeando el teatro de operaciones. Tengamos en cuenta que luchamos con una gran potencia mundial… 

-Yo diría que casi con dos grandes potencias, teniendo en cuenta la asistencia y ayuda concreta de los Estados Unidos. 

-Sí, contra una potencia y media y algunas otras ayuditas. 

-Como la de Francia, que dio información de los códigos de los aviones Mirage, y la de inteligencia que suministró Chile. 

-Sí. Por eso fue meritorio en este contexto lo que hicieron nuestros chicos allá. 

-¿Ustedes siguen considerando que el hundimiento del Belgrano como un crimen de guerra? 

-Totalmente. El Belgrano es un crimen de guerra. Primero porque estaba fuera del área unilateral que designó Gran Bretaña, que primero fueron 160 millas y después 200 millas náuticas. El Belgrano estaba entre las 240 y 250 millas náuticas. 

-¿En el sureste del teatro de operaciones? 

-Sí, para hacerse una idea, al sureste de la Isla de los Estados, está más cerca de allí que de las Islas Malvinas. Es un crimen de guerra totalmente. Aparte se hizo en medio de negociaciones de paz que ya estaban casi acordadas. 

-Justamente la orden de Margaret Tatcher fue hundir el Belgrano para romper esas negociaciones porque ella políticamente necesitaba una victoria militar, más allá de mantener el enclave de Malvinas para las grandes potencias en un área tan importante geopolíticamente como el Atlántico Sur. 

-Sí, lo hizo para tener rédito electoral en las próximas contiendas que tenía, porque era un gobierno que andaba mal. Son opiniones, pero lo real es el hundimiento del Belgrano fuera de la zona del teatro operacional que fijaron ellos y muy arteramente, lo hundió un submarino nuclear a pocas millas del continente. Tiene varias condenas internacionales. 

-¿Pudo ir al lugar donde teóricamente se hundió el Belgrano? 

Sí. En realidad fueron tres viajes al sitio. En el ’95, en el Irizar, yo no fui en ese viaje. Pero no llegaron exactamente al sitio del hundimiento, iba el entonces presidente Menem arriba y se desató una tormenta, así que no pudieron llegar. En el ’98 sí llegamos en el Irizar, presuntamente en el lugar exacto donde está hundido, según la Armada. Yo ahí me sentí tocando las aguas donde está la tumba de mi hermano. Y en el 2007 fuimos a bordo del Hércules, un buque más pequeño, porque se había prendido fuego el Irizar. Pero fue más simbólico porque fue casi enfrente de la Isla de los Estados, no en el lugar preciso del hundimiento.

Presentaciones internacionales por crimen de guerra

Cuando le pregunté a Eduardo Behrendt sobre las presentaciones judiciales en ámbitos internacionales para que se condenara a Gran Bretaña por el hundimiento del Crucero General Belgrano como crimen de guerra, me reconoció en ese entonces que algunas habían caído y otras estaban en trámite. Recordó “tuvimos algunos gobiernos desmalvinizadores y entonces no se ocupaban de lo que tenían que ocuparse diplomáticamente, tanto por las islas como un resarcimiento o un reconocimiento, mejor dicho, por el hundimiento del Belgrano. Se intentó pero mal, porque se hizo ante La Haya con los mismos abogados que defendían las Juntas Militares y eso fue mal visto por la Corte Internacional”.
Hubo presentaciones parciales y se trabajó para unirlas en una más amplia y representativa a través del Estado nacional.
En mayo de 2012 la presidenta Cristina Kirchner le dio órdenes al canciller Héctor Timerman que iniciara las actuaciones necesarias para que el ataque al buque de la Armada Argentina, en el que murieron 323 marinos, fuera declarado crimen de guerra. 
La mandataria calificó precisamente al hundimiento como "un crimen de guerra".
A pesar de esas instrucciones no se conoce a casi un año si realmente se avanzó en este sentido. 
Aparentemente distintas áreas de la Cancillería analizaron las presentaciones anteriores y avanzaban en la definición de una instancia que sea adecuada al reclamo argentino, pero lo cierto es que la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur envió hace dos meses aproximadamente una nota a Timerman para conocer el estado de aquella presentación y no tuvo respuesta.
César González Trejo, apoderado de la Comisión señaló días atrás que “estamos exigiendo al canciller Héctor Timerman que el Estado nacional se constituya en denunciante ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por ese crimen, tal como lo definió en tres oportunidades públicamente la presidenta de la Nación".
Hay que reconocer que no todos los excombatientes y expertos coinciden en que el hundimiento del Belgrano significó una violación al derecho internacional humanitario que permite calificarlo como crimen de guerra. Una mayoría sí, pero hay una minoría que no, entre ellos, el excomandante del barco, Héctor Bonzo, quien falleció en el 2009, y que dijo sobre el hecho “fue un hecho desgraciadamente y lamentablemente lícito. Crimen de guerra nunca. El crimen es la guerra”. (Claudio García/APP)

*Entrevista de APP de hace dos años, pero que mantiene plena vigencia en este nuevo aniversario del hundimiento del Belgrano. La información sobre el estado de las presentaciones por el crimen de guerra es actual. 

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