"Tengan ustedes la más absoluta seguridad y ruego que por intermedio de ustedes lo transmitan a quienes forman opinión, que es decisión irrevocable de las autoridades militares en este caso, y las políticas también, llevar el caso Graiver hasta sus últimas consecuencias".
La frase la pronunció el dictador fallecido Jorge Videla ante 300 periodistas argentinos y extranjeros la tarde del martes 19 de abril de 1977, en el Edificio Libertador. Ese mismo día, pero por la mañana, la Junta Militar firmó una resolución que "blanqueó" la detención ilegal de seis integrantes del grupo Graiver y les incautó casi todos los bienes. Por la noche, representantes de los diarios Clarín, La Nación y La Razón depositaron en una escribanía el 98% del saldo restante para apropiarse de Papel Prensa.
El pacto
Sin dudas el 19 de abril de 1977 fue un día clave en la trágica historia de la principal papelera del país. Cuatro días antes, el "caso Graiver" llegó a las portadas de los matutinos con el secuestro de 15 personas del grupo, entre empleados y familiares de David. En realidad, habían sido detenidas un mes antes, y estaban a disposición de los temibles represores Carlos Suárez Mason y Ramón Camps. "La delincuencia económica debe ser atacada con igual vigor que la subversión armada", prometieron los militares al dar la noticia desde las páginas de Clarín, el periódico más interesado en exponer la condición de "subversivos" de los apresados. Durante ese mes, un puñado de desaparecidos fueron liberados, pero la mayoría padecieron tormentos y sobrevivieron clandestinos en el centro de torturas "Puesto Vasco" hastael 19 de abril, la fecha que marcó el destino de Papel Prensa.
Ese martes de 1977, a través de la Resolución Nº 3 de la Junta, se incluyó al Acta de Responsabilidad Institucional a Juan Graiver, Isidoro Graiver, Lidia Papaleo, Rafael Ianover, Orlando Reinoso y Francisco Fernández Bernárdez. Con la excusa de aplicar una "justicia revolucionaria", la Junta ordenó la "prohibición de administrar y disponer de sus bienes" y la "internación en el lugar que determine el Poder Ejecutivo" el tiempo que sea necesario. En el Acta de Responsabilidad Institucional ya figuraban 34 personas más, todas acusadas de subversión al régimen y "la Patria", incluyendo a María Estela Martínez de Perón.
Las negociaciones por el desapoderamiento de la empresa habían comenzado meses antes. Con la intención de monopolizar la provisión del papel para diarios, Clarín convenció a La Nación y La Razón de la necesidad contar con una planta de celulosa. No pudo hacerlo con La Prensa. En un principio, Héctor Magnetto arrastró a los Mitre y los Peralta Ramos a una fallida incursión para instalar una nueva fábrica en las inmediaciones de Atucha. Pero la irrupción violenta de los militares modificó el plan y apuntaron sus cañones a la papelera de los Graiver.
El libro con las memorias selectivas de Magnetto que escribió José Ignacio López sostiene que Patricio Peralta Ramos y el CEO de Clarín "querían evitar intermediarios" para alzarse con el 51% de las acciones en poder de los Graiver. "Aunque su respuesta no fue inmediata, Magnetto confía que lo sedujo el desafío", relató López en la página 106 de "El Hombre de Clarín", el libro de misteriosa extinción en librerías.
Para evitar inconvenientes en la operación y ante una dudosa titularidad de acciones a nombre de los Graiver, los socios de los periódicos decidieron "blanquear" las intenciones ante la Junta Militar, que según Ignacio López "no manifestó objeciones". Es que para concretar el plan macabro de Magnetto se requería el 75% de los votos de los propietarios en asamblea extraordinaria y el Estado era y es dueño del 25% del capital social.
Magnetto argumenta en la revisada biografía que el sector de Emilio Massera se oponía a sus ambiciones y que para esquivar otro fracaso en su afán por apropiarse del papel para diarios desplegó un roadshow por reductos castrenses, empresarios, sindicales y bancarios con su propuesta. "Magnetto logró una reunión en el Edificio Libertador con un nutrido Grupo de oficiales del Ejército y durante dos horas reseñó la iniciativa y respondió, una por una, las objeciones que se le hacían. Casi sobreactuó para tocar la fibra nacionalista de los uniformados pero siempre creyó que ese encuentro sirvió para apuntalar a los sectores del gobierno militar que defendían a Papel Prensa", cuenta López. Tras lograr el convencimiento de Videla y Martínez de Hoz, partió a Italia tres semanas. Regresó con el pacto cerrado.
El blanqueo
Para entonces Videla decidió "blanquear" el secuestro de los Graiver y convocó para el 19 de abril a una gran conferencia de prensa en el Salón de Honor del mismo Edificio Libertador, con la excusa de hablar de la subversión en la Argentina. "Informará Videla sobre el caso Graiver", tituló el gran diario argentino en su primera plana, ansioso por despegar los hechos que se sucedían en simultáneo.
Videla llegó al recinto acompañado de los generales Roberto Viola y Jorge Olivera Rovere. Entre los asistentes había jefes y oficiales superiores de las tres fuerzas, directores de medios y trabajadores de prensa de todo el mundo. Fuentes que recuerdan el magno evento aseguran que en primera fila se sentaron los futuros dueños de la papelera. Desde las 17.17 y durante cuatro horas y tres minutos, los jerarcas de la dictadura se ocuparon de justificar las atrocidades cometidas en nombre de la lucha armada contra la subversión. Sin embargo, sobre el final de su exposición, el dictador dejó en claro el verdadero motivo del encuentro, que volvería ser tapa de medios nacionales y extranjeros al día siguiente: "El grupo Graiver trabaja en favor de la subversión, había recibido una suma varias veces millonaria, en dólares, como depósito, para ser trabajada por este grupo financiero tanto en el país como en el exterior", sentenció Videla ese 19 de abril, previo a la cita que abre esta nota.
La Nación hizo eco con una crónica de la conferencia. "Videla se refirió al caso Graiver en su exposición", tituló. La Razón, lo mismo. "Sancionan al grupo Graiver; El Ejército dio cuenta de su triunfo sobre la subversión". (Ver Fotogalería)
Las actas secretas
El "blanqueo" quedó en evidencia tres décadas más tarde, en democracia, con la divulgación de las actas secretas de la dictadura halladas en el Edificio Cóndor de la Fuerza Aérea. En total, 15 documentos se refieren a Papel Prensa y al "caso Graiver" en particular (Ver documentos adjuntos). El Acta N° 19, del 6 de abril de 1977, refiere al "arresto de familiares e implicados en el Caso Gravier". La N° 20, del 14 de abril, descubre que la cúpula militar ya evaluaba incautar casi todos activos del grupo y sus miembros, que sumarían más de 50. El Acta Nº 21, fechada el histórico 19 de abril, establece finalmente la "incorporación al Acta Institucional de los implicados en la investigación del Grupo Graiver" y la interdicción de todos los bienes, con la sutil excepción de las acciones en Papel Prensa, que pronto pasarían a Clarín, La Nación y La Razón.
La confesión de Magnetto
El racconto de la vida privada y pública de Magnetto publicado por López da cuenta en primera persona de lo que pensaba el hombre de Clarín en ese momento. "Papel Prensa era como un barco sin brújula", describe López. "Existían virtuales acefalías en las áreas de conducción e ingeniería, la estructura de la obra tenía graves deficiencias y el proceso productivo presentaba serios interrogantes. Era imposible pensar en un cronograma de ejecución. 'Ganamos esta partida o quedamos manchados para siempre. Está en juego el prestigio de los diarios' casi le imploró (Magnetto) a sus socios".
La transferencia extorsiva
El desembarco de Graiver en Papel Presa ocurrió a fines de 1973, a través de la empresa Galería Da Vinci S.A. y también a nombre del contador y primo hermano de la viuda Lidia, Rafael Ianover. Posteriormente, en 1975, David adquirió personalmente las Clase C y E.
En la imputación del fiscal Leonel Barbella por la transferencia extorsiva contra Ernestina Herrera de Noble, Magnetto y Bartolomé Mitre se reveló que para concretar la venta forzada los Graiver firmaron tres convenios.
Uno fue por las Clase A que Galería Da Vinci había comprado a César Doretti, Luis Alberto Rey eIngeniería Tauro S.A., pero que la asamblea de Papel Prensa nunca habría aprobado formalmente. Por la familia Graiver firmó el contador Reinoso. Otro convenio incluyó las acciones A de Ianover, quien suscribió la transferencia bajo presión, junto a su esposa.
La cesión de las acciones Clase C y E lo firmaron en febrero de 1977 Lidia Papaleo, en representación de su hija María Sol, Juan Graiver y Eva Gitnatch. Fue el primero de los tres convenios. Por esa operación se acordó el pago total u$s 996.000 en dos tramos: u$s 7.200 (0,72%) en el acto y ante el escribanoEmilio Poggi, con carácter de principio de ejecución del contrato y tras la firma de ambas partes de que la decisión era firme e irreversible. El 98% restante debía entregarse a los 90 días corridos de la rúbrica, designando al escribano Poggi depositario de esas sumas hasta tanto se aprobara judicialmente la operación de compra-venta de la compañía. Ese pago se efectuó el 19 de abril, el mismo día que la dictadura "blanqueó" a los Graiver, el día que se selló el pacto entre Clarín, Videla, La Nación y La Razón.
0 comentarios:
Publicar un comentario