martes, 9 de septiembre de 2014
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Argentina confía en ganar la votación en la ONU contra los buitres
Tiene el apoyo del G77 + China. Se oponen parte de la UE, Canadá y EE UU. Gestiones de Timerman para "asegurar" la Asamblea General.
Está todo listo para que la Asamblea General de las Naciones Unidas protagonice un día histórico. Esta tarde, sus integrantes debatirán y votarán –algo que no ocurre a menudo– el proyecto de Resolución que prevé el establecimiento de un marco jurídico multilateral para los procesos de reestructuración de deuda soberana. Es decir, ponerle límite a los fondos buitre y comenzar a redefinir un nuevo orden financiero internacional. El cuerpo diplomático argentino, junto al G77 + China, confía en ganar la votación, a pesar de la oposición que muestran los países centrales como Estados Unidos, Canadá y un grupo de miembros de la Unión Europea.
Por estas horas, en la misión argentina ante la ONU se vive una mezcla de frenesí, nerviosismo y entusiasmo ante la inminencia de la Asamblea General. El tratamiento del proyecto que impulsa este nuevo marco jurídico tiene como hora de comienzo las 15 de Nueva York, una hora menos que en la Argentina.
Entonces, como en cualquier votación en un cuerpo colegiado, los días previos (incluso el minuto antes de la votación) se utilizan para convencer al que duda y afianzar al que acompaña. Si se quiere y, según la jerga parlamentaria, lo que se hace es el "poroteo". Entre los países que impulsan esta iniciativa hay optimismo pero se cuidan de hacer pronósticos porque, como afirman, lo mejor es ver el número de la votación plasmado en el cartel electrónico del organismo.
Ya es un triunfo que el proyecto se debata en el marco de la Asamblea General y, sobre todo, que se lo vote. Y es que una de las antiguas estrategias de los países centrales, más precisamente de Estados Unidos, es la búsqueda del consenso para aprobar este tipo de proyectos.
Así se evita el avance de temas que implican cambios de fondo en el statu quo internacional y en los que no puede hacer uso de su poder de veto, como ocurre en el Consejo de Seguridad. Pero para llegar a este momento y a esta votación mucha agua debió pasar por debajo del puente.
DE LA REGIÓN AL GLOBO. Por caso, el desarrollo de estos últimos tiempos de una unidad regional, que se plasmó en la creación de la Unasur y la CELAC, permitió también trabajar de manera conjunta y coordinada en otros espacios, como el G77 + China, el grupo más grande e importante de Naciones Unidas. Aglutina a más de 100 países.
Es a través de ese grupo, complejo y heterogéneo, donde se concentró el trabajo para alcanzar lo que bien se podría definir como un "núcleo de coincidencias básicas", parafraseando al de la reforma de la Constitucion argentina de 1994.
Uno de sus artículos clave decide "elaborar y aprobar, mediante un proceso de negociaciones intergubernamentales y con carácter prioritario, en su 69º período de sesiones, un marco jurídico multilateral para los procesos de reestructuración de la deuda soberana". Entre otros, los objetivos que plantea son "aumentar la eficiencia, estabilidad y previsibilidad del sistema financiero internacional, y lograr un crecimiento económico sostenido, inclusivo y equitativo, y el desarrollo sostenible, de conformidad con las circunstancias y prioridades nacionales".
A diferencias de otras resoluciones, donde muchas veces no se sobrepasa el límite del deseo y la buena voluntad, el proyecto estipula la modalidad de trabajo que se tendrá que definir antes que finalice el año. Y, por ende, una aprobación definitiva del texto del marco jurídico antes que concluya el período 69 de Naciones Unidas en septiembre de 2015.
Ayer, tanto la embajadora argentina ante la ONU, Marita Pérceval, como el canciller, Héctor Timerman, trabajaron a destajo para asegurar la presencia y la votación. Otro tanto hizo el embajador boliviano, Sacha Llorenti, quien, como presidente del G77 + China, tendrá que argumentar a favor del proyecto (ver aparte).
La sesión no será extensa. Se esperan algunos discursos de países que no comparten la iniciativa y luego a votar. A pesar del optimismo nadie quiere anticipar un resultado pero, como reconoció ante Tiempo Argentino un embajador latinoamericano, "la votación en la Asamblea bien puede compararse con el fútbol, se gana aunque sea por un gol".
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