Pasó la Navidad y al 2014 le dieron las doce campanadas mientras el presidente de los Estados Unidos Barack Obama jugaba golf en su natal Hawaii.
El 6 de enero del 2015 Oscar López Rivera cumplió 72 años de haber nacido. Y estaba encerrado en la prisión federal de Terre Haute Indiana. Han sido cientos de miles las peticiones de indulto para Oscar que han llegado al escritorio de la única persona en este mundo que puede liberarlo.
Al ignorar y despreciar ese pedido, que incluye el de gente importante en América y en otros continentes, Barack Obama se ubica al margen de la justicia que alega representar su nación para la humanidad y a él, como ser humano, lo define como insensible y abusador.
A mucha gente nos duele el encarcelamiento de Oscar López Rivera y más que nada y nadie lo sufren los puertorriqueños.
¿Cómo es que el pepiniano Luis Gutiérrez lo saluda y le dirige la palabra a un hombre que no reconoce la injusticia de mantener encarcelado por 33 años a un hombre cuyo único delito fue luchar por la libertad de su patria? La misma de Luis Gutiérrez.
La verdad es que el siglo 21 ha sido una pelotuda desvergüenza para la patria de los ‘Founding Fathers’. Lo iniciaron con la presidencia de George Bush (43) y estuvieron a punto de implotar cuando las fuerzas liberales de esa nación tronaron para imponer en Casa Blanca la figura de un intelectual como Barack Obama que, al romper la barrera más alta que se haya roto en ese país, la racial, y luego de pronunciar un discurso de altos quilates en El Cairo, procedió a desvirtuar nada menos que el premio Nobel de la Paz, el mismo que le fuera otorgado a su hermano de etnia: Nelson Mandela.
Ocho años sobrevivieron los Estados Unidos a George Bush, uno de los mejores presidentes de fraternidad que haya salido de Yale University. ¿Y qué ha hecho Obama en seis años? Casi nada.
El ‘casi’ (Cuba) lo hace superior a junior Bush pero es probable que esa ventaja la pierda de aquí al 2016. La nueva mayoría republicana en ambas cámaras del congreso podría dejar a Obama políticamente ‘esnú’.
Como legado de su presidencia, Obama podría tener que conformarse con el gran logro de haber procurado y logrado el asesinato de Osama Bin Laden quien, a diferencia de Sadam Hussein, era, además de un guerrero, un ícono religioso del Islam.
En estos momentos, Barack Obama es el carcelero de Oscar López Rivera porque, teniendo el poder absoluto de liberarlo y corregir una injusticia, no lo ejerce. Y a sabiendas de que prolonga, no solo el sufrimiento del encarcelado y el de su familia sino el de todo un pueblo y media humanidad que clama por su libertad.
Eso es jugar y hasta burlarse del dolor ajeno. ¿Habrá alguien que, cara a cara, emplace su conciencia?
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