El último spot de campaña de Nueva Democracia -ND-, partido del primer ministro griego Samarás, es elocuente: se trata de una de las expresiones más nítidas de la “campaña del miedo” que la derecha griega intenta imponer ante un posible triunfo de Syriza, la coalición de la izquierda y el progresismo griego que podría llegar a formar gobierno tras los comicios del 25 de enero.
El guión del spot, que puede verse en Youtube, es un conjunto de lugares comunes, destinado a mermar la alta intención de voto que, al día de hoy, tiene el partido de Tsipras de acuerdo a los sondeos. “Syriza gana las elecciones. Pocos días después colapsan las negociaciones entre Tsipras y los acreedores de la deuda griega. Se desata una crisis de liquidez. El Estado se queda sin dinero. Grecia declara el impago de su deuda. Los turistas dejan de venir. Se dejan de pagar las pensiones. Se acaba la gasolina. También las medicinas”, es el recuento que, bajo una música de drama, aparece en pantalla.
Las imágenes, como noticias de un periódico, muestran día a día un hipotético empeoramiento social en un país que, justamente, ha vivido estas experiencias durante las administraciones de ND. Eso es, probablemente, lo más paradójico del anuncio: los conocidos recortes sociales, ajustes a pensiones y salarios, y las denominadas ´cartas de intención´ para un ´rescate´ del FMI no han sido precisamente decisiones de Tsipras y Syriza, quienes públicamente se han manifestado en contra de las mismas, aumentando por ello su popularidad.
¿Qué busca este video masivo, cómo última jugada electoral de Samarás? Que Syriza no alcance la mayoría absoluta, algo que, a juzgar por las últimas encuestas, aún parece posible -estaría a sólo dos escaños, según una proyección-. En ese caso, claro, la posibilidad de formar gobierno por parte de la organización conducida por Tsipras sería algo factible, realizable, por primera vez en mucho tiempo. Ese es el escenario que preocupa a Samarás y lo lleva a utilizar su último spot no para hablar sobre propuestas, no para ilustrar que haría en un próximo período, sino para “meter miedo” sobre un hipotético gobierno de Syriza.
En tanto, el cierre de campaña de Syriza se ha enfocado principalmente en dos cuestiones: mostrar a Tsipras como un dirigente sólido pero también pragmático -a través de un video titulado “la esperanza está en camino”-, y buscar asimismo el “voto juvenil” a través de un spot específico que busca alentar a no “cambiar de país” -en relación a la migración joven por problemas económicos-, sino a “cambiar el país” en las urnas. El ideario de “esperanza” en el cambio ha sido la base de toda la campaña de esta coalición de partidos y organizaciones, que buscarán dar el batacazo este domingo.
Para finalizar, una conclusión: el primer ministro griego tiene una gran presión sobre sus espaldas. ¿Por qué? Una posible derrota de ND sería también un golpe concreto para gobiernos aliados, como el de Rajoy en España, quien recientemente visitó Atenas y se manifestó contra el tándem Syriza-Podemos. También significaría un cuestionamiento directo a las políticas de ajuste en Europa, que ha disparado los indices de desempleo juvenil en Grecia, España, Portugal, Italia y Francia, principalmente. Es decir: el domingo no sólo se juega el futuro griego, sino también el impacto de estas elecciones en un Viejo Continente marcado por conflictos políticos, sociales, económicos y religiosos.
¿Triunfará la campaña del miedo que ND ha pretendido instalar? ¿O los griegos finalmente dejarán atrás los prejuicios que han intentado imponer los grandes medios de comunicación y se volcarán a elegir a Syriza? Restan días para conocer con mayor claridad la concreción -o no- de estas opciones, en una elección que definitivamente no será “una más” del calendario electoral europeo, tal como queda demostrado en la puja de intereses que tienen lugar hoy en Atenas.
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