Fondo cree que se debe combinar el "aumento en la edad de jubilación y de las contribuciones" de pensiones con "recortes de las prestaciones futuras". Avisa en un informe de que si el promedio de vida para 2050 aumentara tres años más de lo esperado, "los costes del envejecimiento podrían aumentar 50%".
Cumplir años es para el Fondo Monetario Internacional (FMI) un "un riesgo financiero". Por eso, el organismo económico considera clave combinar el "aumento en la edad de jubilación y de las contribuciones a los planes" de pensiones con "recortes de las prestaciones futuras". El envejecimiento de la población, asegura, debe ser contrarrestado con tiempo para que no afecte a la estabilidad financiera, pública y privada. Es lo que dice 'El impacto financiero del riesgo de longevidad', capítulo del Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial que ha elaborado el Fondo. En el texto, el FMI considera "esencial" permitir que la edad de jubilación aumente a la par de la longevidad esperada, algo que podría ser impuesto por los gobiernos o realizarse mediante la oferta de incentivos a los particulares para que posterguen su jubilación. La prolongación de la esperanza de vida, dice, "acarrea costos financieros, para los gobiernos a través de los planes de jubilación del personal y los sistemas de seguridad social, para las empresas con planes de prestaciones jubilatorias definidas, para las compañías de seguros que venden rentas vitalicias y para los particulares que carecen de prestaciones jubilatorias garantizadas". Retrasar la edad de jubilación prolonga el período de acumulación de recursos jubilatorios y acorta el período de uso de los mismos, insiste. Son, por tanto, las pensiones las que centran las miradas de la institución: "Si no es posible incrementar las contribuciones o subir la edad de jubilación, posiblemente haya que recortar las prestaciones", advierte el informe. El FMI avisa de que si el promedio de vida para 2050 aumentara tres años más de lo que se espera actualmente, "los costes del envejecimiento, que ya son enormes, podrían aumentar 50%". Por tanto, para el FMI una longevidad inesperada más allá de lo que recogen las previsiones constituye "un riesgo financiero" para los gobiernos y las entidades que ofrecen prestaciones definidas. Proyecciones demográficas de base El Fondo Monetario reconoce que aunque los Gobiernos y el sector privado se han estado preparando para las consecuencias financieras del envejecimiento de la población, se han basado en proyecciones demográficas de base que han subestimado constantemente cuántos años vive la gente. El riesgo, añade, debe estar debidamente distribuido entre los particulares, los organizadores de los planes de pensiones y el Gobierno. Así, sugiere la posibilidad de recurrir a los mercados de capital para transferir el riesgo de longevidad de los planes de pensiones a quienes tienen más capacidad para gestionarlo. Ante esta situación, el FMI reclama que se aborden con tiempo los riesgos y de esta manera evitar "efectos negativos profundos en los balances, ya debilitados, de los sectores público y privado, exacerbando su vulnerabilidad a otros shocks y afectando posiblemente su estabilidad financiera". Asimismo, incide en que prestar atención al envejecimiento de la población y al riesgo de longevidad adicional forma parte del conjunto de reformas necesarias para restaurar la confianza en la viabilidad de los balances del sector público y del sector privado.
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