La agencia elaboró un listado que incluye los treinta (30) blogs que, de acuerdo a diversos sistemas de medición, son los más frecuentados, a la vez que los más leídos por asesores de prensa y trabajadores del periodismo.
Contratando a jóvenes estudiantes de comunicación de universidades privadas vinculadas a la enseñanza del periodismo, a partir del mediodía se les envía una serie de cuatro o cinco mensajes que instalan como comentaristas, de manera reiterativa, en estos blogs.
Los empleados tienen que concurrir a la agencia -ubicada en Perú al 800, del barrio de San Telmo- y mandar desde esas computadoras los mensajes. Es que están preparadas para que no se pueda rastrear las IP (el número de identificación de cada computadora), a través de un diseño informático que implica mandar miles de direcciones IP simultáneamente. A su vez, tienen estrictamente prohibido comentar en esos sitios desde sus casas o cualquier otro ordenador, así como a través de cuentas verificables de cualquier red social. De este modo, se repiten los comentadores "anónimos".
Carlos Souto es un empresario de la comunicación, especializado en campañas políticas, como la de Menem, Macri y De Narváez. El contrato con Clarín surgió tras una evaluación -a pedido del multimedio- sobre el impacto de los blogs y su influencia en la creación de agenda.
El estudio señaló que las visitas a los blogs son pocas en relación a los grandes portales, pero que estos mismos portales se nutrían de información, puntos de vista y análisis surgidos de la blogosfera. Y señaló, además, un punto central: la disciplina interna de las casi 400 empresas de comunicación del Grupo Clarín era corroída desde el momento en que sus empleados se nutrían de estas lecturas, las más de las veces, jocosas.
La disputa por la percepción de un mismo hecho es nuclear en la construcción de agenda, objetivo principal en la defensa de los múltiples negocios del Grupo Clarín. Corroer y desgastar, entonces, las miradas disonantes de la hegemonía resultó un objetivo buscado, a través de estrategias simultáneas.
La caída de las ventas y la pérdida de negocios llevaron a que la edición impresa deClarín opere más o menos como boletín interno cohesionante. Así, mientras se asociaba -sin ninguna prueba, a pura operación y mentiras descaradas- al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, con los blogs, se les machacaba con que "están pagados"; dando por sentado que cualquier opinión discordante es fruto de la ilegitimidad resultante de la dádiva y esta especie de "clientelismo intelectual". Lo dicen, hay que comprenderlo psicológicamente, mirándose en el espejo de sus propias miserias.
Por el costado y en absoluta reserva, Carlos Souto despliega esta estrategia que busca, principalmente, que los blogs discutan- desde la vereda, si se quiere, oficialista- los temas que intenta instalar como agenda el Grupo Clarín.
Así, entonces, Souto, con destreza pero una pluma más bien vulgar, que de tan vulgar y mentiroso el mensaje, parece emitido por Vulgarcito, manda unos cinco o seis mensajes que se van a repetir en cada blogs, así como en los comentarios de los principales diarios, exceptuando, claro está, Clarín, que no permite comentarios.
Una curiosidad: los blogs, como los diarios y cualquier página de Internet, tienen la posibilidad de moderar, es decir, aprobar o desaprobar cada comentario.
Cualquier administrador de una página con un cachito de experiencia, detecta a los llamados "trolls"; incluso, si el administrador recibe estos mensajes planificados y sistemáticos, pero tiene buen corazón, los aprueba, al sólo efecto de que don Clarín no se entere que está tirando la plata. Si, en cambio, sistemáticamente no los aprueba -porque parecen robots, porque no tienen nada que ver con el tema tratado, porque son demás agresivos o bien porque son anónimos- la directiva de Souto es clara (e inteligente): "mándelos igual".
"A nosotros no nos importan los lectores de los blogs, que son pocos en comparación con cualquier página de Internet de Clarín; nos importa instalar los temas, y si el administrador -que en los blogs es la misma persona que escribe- nos va a rebotar el comentario pero primero tiene que leerlo, nosotros ya cumplimos nuestro trabajo: instalar en la cabeza de los que escriben el tema del día según Clarín".
Souto, además, mejoró lo que llama "la seguridad": los chicos que contrata no pueden ser de universidades públicas, y las computadoras donde trabajan no permiten extraer archivos -vía CD o Pent Drive- ni es posible enviar mails, más que desde el diseño del sofware preparado para que no se pueda rastrear el orígen, además de firmar, con todos, un contrato de "fidelidad" que impide revelar qué tareas realizan en esa firma.
Contratando a jóvenes estudiantes de comunicación de universidades privadas vinculadas a la enseñanza del periodismo, a partir del mediodía se les envía una serie de cuatro o cinco mensajes que instalan como comentaristas, de manera reiterativa, en estos blogs.
Los empleados tienen que concurrir a la agencia -ubicada en Perú al 800, del barrio de San Telmo- y mandar desde esas computadoras los mensajes. Es que están preparadas para que no se pueda rastrear las IP (el número de identificación de cada computadora), a través de un diseño informático que implica mandar miles de direcciones IP simultáneamente. A su vez, tienen estrictamente prohibido comentar en esos sitios desde sus casas o cualquier otro ordenador, así como a través de cuentas verificables de cualquier red social. De este modo, se repiten los comentadores "anónimos".
Carlos Souto es un empresario de la comunicación, especializado en campañas políticas, como la de Menem, Macri y De Narváez. El contrato con Clarín surgió tras una evaluación -a pedido del multimedio- sobre el impacto de los blogs y su influencia en la creación de agenda.
El estudio señaló que las visitas a los blogs son pocas en relación a los grandes portales, pero que estos mismos portales se nutrían de información, puntos de vista y análisis surgidos de la blogosfera. Y señaló, además, un punto central: la disciplina interna de las casi 400 empresas de comunicación del Grupo Clarín era corroída desde el momento en que sus empleados se nutrían de estas lecturas, las más de las veces, jocosas.
La disputa por la percepción de un mismo hecho es nuclear en la construcción de agenda, objetivo principal en la defensa de los múltiples negocios del Grupo Clarín. Corroer y desgastar, entonces, las miradas disonantes de la hegemonía resultó un objetivo buscado, a través de estrategias simultáneas.
La caída de las ventas y la pérdida de negocios llevaron a que la edición impresa deClarín opere más o menos como boletín interno cohesionante. Así, mientras se asociaba -sin ninguna prueba, a pura operación y mentiras descaradas- al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, con los blogs, se les machacaba con que "están pagados"; dando por sentado que cualquier opinión discordante es fruto de la ilegitimidad resultante de la dádiva y esta especie de "clientelismo intelectual". Lo dicen, hay que comprenderlo psicológicamente, mirándose en el espejo de sus propias miserias.
Por el costado y en absoluta reserva, Carlos Souto despliega esta estrategia que busca, principalmente, que los blogs discutan- desde la vereda, si se quiere, oficialista- los temas que intenta instalar como agenda el Grupo Clarín.
Así, entonces, Souto, con destreza pero una pluma más bien vulgar, que de tan vulgar y mentiroso el mensaje, parece emitido por Vulgarcito, manda unos cinco o seis mensajes que se van a repetir en cada blogs, así como en los comentarios de los principales diarios, exceptuando, claro está, Clarín, que no permite comentarios.
Una curiosidad: los blogs, como los diarios y cualquier página de Internet, tienen la posibilidad de moderar, es decir, aprobar o desaprobar cada comentario.
Cualquier administrador de una página con un cachito de experiencia, detecta a los llamados "trolls"; incluso, si el administrador recibe estos mensajes planificados y sistemáticos, pero tiene buen corazón, los aprueba, al sólo efecto de que don Clarín no se entere que está tirando la plata. Si, en cambio, sistemáticamente no los aprueba -porque parecen robots, porque no tienen nada que ver con el tema tratado, porque son demás agresivos o bien porque son anónimos- la directiva de Souto es clara (e inteligente): "mándelos igual".
"A nosotros no nos importan los lectores de los blogs, que son pocos en comparación con cualquier página de Internet de Clarín; nos importa instalar los temas, y si el administrador -que en los blogs es la misma persona que escribe- nos va a rebotar el comentario pero primero tiene que leerlo, nosotros ya cumplimos nuestro trabajo: instalar en la cabeza de los que escriben el tema del día según Clarín".
Souto, además, mejoró lo que llama "la seguridad": los chicos que contrata no pueden ser de universidades públicas, y las computadoras donde trabajan no permiten extraer archivos -vía CD o Pent Drive- ni es posible enviar mails, más que desde el diseño del sofware preparado para que no se pueda rastrear el orígen, además de firmar, con todos, un contrato de "fidelidad" que impide revelar qué tareas realizan en esa firma.
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