El escritor estadounidense John Stanton cree que ha llegado el momento de hablar abiertamente sobre la trayectoria nazi que tomó desde mediados del siglo pasado la política del Gobierno de EE.UU. a través de las agencias de Inteligencia.
En los primeros años del siglo XXI resultaba incómodo hablar sobre los lazos que EE.UU. tenía con los nazis. El lanzamiento del libro de Eric Lichtblau 'Los nazis de al lado: ¿cómo se convirtió EE.UU. en un refugio seguro para los hombres de Hitler' ('The Nazis Next Door: How America Became a Safe Haven for Hitler's Men') y la obra de Ben Urwand 'La colaboración: el pacto de Hollywood con Hitler' ('The Collaboration: Hollywood's Pact with Hitler') supusieron un punto de inflexión a esa tendencia, escribe en su artículo John Stanton, escritor norteamericano especializado política y seguridad estadounidense.
Estas cuestionables relaciones acaban de ser confirmadas por el propio Gobierno de EE.UU., que contribuyó "al derrocamiento de un líder elegido a nivel nacional en Ucrania, Víktor Yanukovich, y apoyó abiertamente a los grupos neonazis en gran parte responsables de ese episodio", escribe Stanton. El autor no cree que se tratara de una coincidencia cuando "el jefe de la CIA, John Brennan, visitó a los usurpadores neonazis no mucho después del golpe de Estado" en Ucrania.
El escritor indica que los vínculos de EE.UU. con los nazis tienen una larga historia que comenzó al menos en 1953, cuando Dwight D. Eisenhower fue elegido a la presidencia y en calidad de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas estadounidenses inició la construcción de un complejo militar, policial, industrial y de inteligencia inspirado directamente por la ideología nazi y sus conocimientos tecnológicos. Además, las agencias estatales de EE.UU. de manera directa o indirecta contrataron a numerosos antiguos funcionarios policiales nazis y a colaboracionistas de Europa del Este que fueron manifiestamente culpables de crímenes de guerra, asevera el autor.
Parece que EE.UU. todavía no ha abandonado la trayectoria nazi a día de hoy, escribe Stanton. Así lo confirmó William Binney, exempleado de la NSA, cuando denunció que esa agencia "es una máquina totalitaria comparable con una dictadura". El exdirector técnico de la agencia comparó la NSA y el Gobierno de EE.UU. con el Tercer Reich, concluye el escritor.
Estas cuestionables relaciones acaban de ser confirmadas por el propio Gobierno de EE.UU., que contribuyó "al derrocamiento de un líder elegido a nivel nacional en Ucrania, Víktor Yanukovich, y apoyó abiertamente a los grupos neonazis en gran parte responsables de ese episodio", escribe Stanton. El autor no cree que se tratara de una coincidencia cuando "el jefe de la CIA, John Brennan, visitó a los usurpadores neonazis no mucho después del golpe de Estado" en Ucrania.
El escritor indica que los vínculos de EE.UU. con los nazis tienen una larga historia que comenzó al menos en 1953, cuando Dwight D. Eisenhower fue elegido a la presidencia y en calidad de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas estadounidenses inició la construcción de un complejo militar, policial, industrial y de inteligencia inspirado directamente por la ideología nazi y sus conocimientos tecnológicos. Además, las agencias estatales de EE.UU. de manera directa o indirecta contrataron a numerosos antiguos funcionarios policiales nazis y a colaboracionistas de Europa del Este que fueron manifiestamente culpables de crímenes de guerra, asevera el autor.
Parece que EE.UU. todavía no ha abandonado la trayectoria nazi a día de hoy, escribe Stanton. Así lo confirmó William Binney, exempleado de la NSA, cuando denunció que esa agencia "es una máquina totalitaria comparable con una dictadura". El exdirector técnico de la agencia comparó la NSA y el Gobierno de EE.UU. con el Tercer Reich, concluye el escritor.
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