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jueves, 13 de noviembre de 2014

La cuenta del PP en un banco suizo trae sorpresas


La millonaria cuenta de Bárcenas, escondida en un banco suizo, está a nombre de“Mariano Rajoy, Presidente del Partido Popular” ¿Qué pasa con esta documentación proporcionada por el Dresdnen Bank de Suiza? El PSOE calla ¿Por qué? Los grandes medios de comunicación se han olvidado ¿Por qué? La fiscalía no actúa ¿Por qué? Ante tanto olvido es necesario traer a colación éste asunto que en cualquier lugar de Europa y del mundo civilizado alcaradeplasma señor Rajoy ya lo hubieran sentado en una catapulta y lazado de la Moncloa. Ha llegado el momento de poner las cosas en claro, una vez que se ha iniciado el hundimiento del sistema político que desde la transición ha estado hermanado con la oligarquía del franquismo, entre unos y otros han llevado el país hacer puñetas: cada mañana nos desayunamos con un nuevo caso de corrupción de los que ya se pierde la cuenta. Un caso execrable de corrupción queda sumergido por otro esperpento más corrupto todavía en un desenfreno sinfín. ¿Qué queda en la memoria del caso Bárcenas? Se trataba del enésimo tesorero del Partido Popular que lo pillan con el carrito de los helados: una lujosa cuenta en el Dresdnen Bank de Suiza. No se puede entender que semejante hallazgo no provoque inmediatos ceses de cargos políticos cuando menos para guardar las apariencias. Aquí las cosas se hacen de otra manera: unos se cubren a otros y el populacho que se joda. ¿Hay alguien, en su sano juicio, que se pueda creer que el importe de una cuenta tan abultada sean las sisas del ex tesorero? ¿Si estos 50 millones de euros es la sisa a cuanto asciende el capital sisado? Esto no cuadra ni tampoco cuadraron las declaraciones de Mariano Rajoy para Bloomberg TV donde el presidente metió la pata: Hay cosas que no se pueden demostrar”, que liga con otra todavía más memorable: “Todo lo que se ha publicado es falso salvo alguna cosa”. Entre las meteduras de pata también constan equivocaciones respecto a Bárcenas:“Cometí el error de creer a un falso inocente pero no de encubrir a un presunto culpable”. Todavía podríamos seguir con manifestaciones para salirse por la tangente como la antológica “fin de la cita”. Todo con tal de reproducir el guión, desarrollado en la cúpula del PP, cuando se vieron con la soga al cuello: los “papeles de Bárcenas” son de Bárcenas y de nadie más.

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