El 30 de septiembre de 2015 el Parlamento ruso aprobó la solicitud del Presidente Vladimir Putin del envío de tropas rusas al extranjero y del uso de la fuerza aérea en la República Árabe Siria. Lo que abre una nueva historia en las futuras intervenciones y en la instalación de bases militares de Rusia en países aliados a solicitud de los gobiernos soberanos.
Esta aprobación de la Cámara alta del Parlamento ruso indica que la unipolaridad hegemónica de Estados Unidos de Norteamérica está llegando a su fin. No señala esto que estemos llegando al fin de la historia, más bien podría afirmar que estamos en presencia de una nueva era de conflictos y de una nueva era de desarrollo armamentista que englobará al espacio ultra-exterior.
Rusia bajo el gobierno de Vladimir Putin (a diferencia de la era de la Unión Soviética bajo el proceso de la Perestroika) ha sido muy cuidadosa de no aventurarse en conflictos armados en el extranjero ni a solicitud de sus países aliados, como la República Árabe Siria, principalmente por dos motivos:
- Para hacer respetar los acuerdos, resoluciones, leyes internacionales y tener la moral para "obligar" (dentro del juego diplomático) a que otros países, como los miembros principales de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), respeten dichas reglas internacionales.
- Para no repetir la amarga derrota sufrida durante la intervención de su fuerza militar en Afganistán entre 1979 y 1989, donde Arabia Saudita y Estados Unidos de Norteamérica financiaron la yihad guerrillera contra las tropas soviéticas, utilizando el territorio de Pakistán como logística y entrenamiento de los muyahidines, dando paso al nacimiento del radicalismo "islámico".
La aprobación del Parlamento ruso de utilizar fuerzas militares en el extranjero, principalmente para extirpar el terrorismo, en países como Siria, no limita a que la Federación Rusa (en un futuro muy cercano) construya o expanda sus bases militares en países aliados. Ejemplo de ello es la ampliación, modernización e incremento de buques de guerra (durante los últimos meses) en la base naval de Tartus en la República Árabe Siria que mantiene desde 1971. El propio Vladimir Putin afirmó: "Rusia no tiene prácticamente bases en el extranjero. Tenemos restos de nuestras Fuerzas Armadas, que quedaron de la Unión Soviética, en Tayikistán, para combatir la amenaza terrorista en la frontera con Afganistán. El mismo papel cumple nuestra base aérea en Kirguistán, que también va dirigida a este objetivo antiterrorista y que fue creada después de los ataques terroristas de Afganistán contra Kirguistán, a petición de los dirigentes de Kirguistán. En una base militar en Armenia permanece desde los tiempos soviéticos nuestra división militar". Estas bases aéreas serán repotenciadas los próximos meses para combatir el terrorismo.
Aparte de las maniobras navales de Rusia en aguas del mar mediterráneo de Siria, durante las últimas semanas, aviones de la fuerza aérea de Rusia SU–24, SU–25, drones y helicópteros de combates han aterrizado en aeropuertos sirios y han comenzado a realizar vuelos de reconocimientos sobre las ciudades de Deir Ezzor, Al-Hasakah, Al-Raqa, Sweida, Damasco y Homs, para recoger información y detectar las posiciones de los grupos terroristas del Estado Islámico y del grupo Al-Nusra afiliado a Al-Qaeda. También han instalado equipos y laboratorios electrónicos para capturar a través de sus satélites los movimientos de los referidos grupos terroristas. Para ello Rusia ha ampliado la infraestructura de algunos aeropuertos sirios y ha colocado perímetros de seguridad para resguardar su personal y equipos militares.
Rusia busca con este plan combatir verdaderamente al terrorismo
Rusia no ha intervenido directamente en ataques contra el Estado Islámico en Siria ni en Irak. Así como no ha participado directamente en conflictos en otros países.
El gobierno de Vladimir Putin ha tenido la suficiente paciencia, superando la arremetida económica, mediática y política de Estados Unidos de Norteamérica y Europa contra Rusia.
Los errores de la Unión Europea, OTAN y de Estados Unidos de Norteamérica han sido las mejores armas para que Rusia hoy esté liderando con credibilidad un plan de lucha contra el terrorismo, tras el fracaso de los "países aliados" de extinguir el terrorismo del Estado Islámico que ellos sembraron en Siria e Irak y que se ha propagado por otros países del mundo. El acuerdo de cooperación de inteligencia y seguridad entre Rusia, Irak, Siria e Irán el pasado 27 de septiembre de 2015, para combatir a los grupos terroristas del Estado Islámico y Al-Nusra afiliada a Al-Qaeda, es una muestra del papel fundamental que jugará Rusia cuando entre en acción con su poderío aéreo y su asesoramiento militar a los ejércitos de Siria e Irak en el terreno.
Las condiciones que esperaba Rusia para entrar en combate contra el terrorismo en Siria e Irak, están dadas:
- Los gobiernos afectados por el terrorismo del Estado Islámico y de Al-Nusra afiliada de Al-Qaeda, como la República Árabe Siria y la República de Irak, solicitaron a Rusia (dentro del marco internacional) la intervención de sus fuerzas militares para erradicar los grupos terroristas.
- La fuerza aérea de la coalición internacional liderada por Estados Unidos de Norteamérica no ha mostrado ni demostrado su eficiencia combativa contra el terrorismo, todo lo contrario, el Estado Islámico y Al-Nusra se han fortalecido con más armas, más hombres y se han expandido por países como en Europa.
- Tras la reunión de los Presidentes de Rusia y Estados Unidos de Norteamérica en el marco de la 70.ª Asamblea General de la ONU, los dos presidentes acordaron establecer canales de comunicación entre los ejércitos ruso y norteamericano, con la finalidad de evitar errores en sus ataques a los grupos terroristas en Siria.
- La Cámara alta del Parlamento de Rusia aprobó el envío de tropas al extranjero y el uso de las fuerzas armadas en Siria.
- Existe un acuerdo de cooperación entre Irán, Siria, Rusia e Irak para combatir el terrorismo y, posiblemente, este acuerdo de cooperación se amplíe, con la inclusión de otros países, para crear una alianza de combate contra Al-Qaeda y el Estado Islámico.
Rusia busca con este plan combatir verdaderamente al terrorismo, mostrar músculo del renacer de una superpotencia, acabar con el poder unipolar y direccionar la diplomacia internacional metiendo en el carril a Estados Unidos de Norteamérica para que respete las normas, resoluciones, leyes y acuerdos internacionales. Que las armas químicas o cualquier otra excusa no sean motivos de intervencionismo militar en países soberanos.
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