El poeta chileno Pablo Neruda murió el 23 de septiembre de 1973 de cáncer de próstata, según la versión oficial. No obstante, el chófer y asistente personal del premio nobel de literatura ha repetido hasta la saciedad durante varios años que este fue asesinado por agentes de la dictadura de Augusto Pinochet. Cada vez aparecen más evidencias que apoyan esa teoría.
Según revela el historiador Mario Amorós, autor de la nueva biografía ‘Neruda. El príncipe de los poetas’, el informe secreto del Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, enviado en marzo del 2015 al juez responsable del caso, Mario Carroza Espinosa, reza, basándose en varios testimonios y documentos, que “resulta claramente posible y altamente probable la intervención de terceros” en el fallecimiento de Neruda.
La investigación se inició en 2011 tras una querella, entablada por el Partido Comunista de Chile, para esclarecer la verdadera causa de la muerte de Neruda y basada en las declaraciones su antiguo chófer, Manuel del Carmen Araya, que está convencido de que la versión oficial no se corresponde con la realidad.
El día de su muerte, el poeta se encontraba en la Clínica Santa María en Santiago para recibir el tratamiento por su enfermedad. “Cuando llegamos [a la clínica], veo a Neruda con la cara roja. ‘¡Qué pasa don Pablo!’, le pregunto. ‘Me pusieron una inyección en el estómago y me estoy quemando por dentro’, me contestó”, relata Araya, citado por el diario‘El País’.
En abril del 2013, los restos del poeta fueron exhumados, pero los especialistas no encontraron rastro de veneno. En enero de este año la justicia chilena ordenó realizar nuevas pruebas genéticas, ya que los médicos forenses revelaron la presencia del estafilococo dorado en el cuerpo del fallecido poeta, que en ciertas dosis o tras la modificación genética puede resultar letal. El estudio del ADN de este germen está previsto para marzo del 2016.
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