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domingo, 22 de febrero de 2015

Las razones de la detención del alcalde de Caracas

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El  jueves 19 de febrero, la Justicia venezolana ordenó la captura y el procesamiento de Antonio Ledezma, alcalde del Gran Caracas y uno de los máximos referentes de la extrema derecha. Está acusado por su participación en el plan golpista desarticulado el 11 y el 12 de febrero.
Reunido con todos los Consejos Presidenciales de Gobierno Popular, Nicolás Maduro aseguró que “no habrá impunidad: para que haya paz, tiene que haber justicia”.
La detención del alcalde metropolitano representó para los sectores chavistas un motivo para celebrar. Ledezma tiene un largo historial represivo: es responsable político por numerosos asesinatos desde los años 80 hasta el golpe de Estado de 2002, siempre al mando de la policía Metropolitana, hoy disuelta. Recientemente fue uno de los líderes de “La Salida”, donde participaron grupos paramilitares como el encabezado por Lorent Gómez Saleh, de la ONG Operación Libertad, quien reconoce a Ledezma como su principal referente. Su involucramiento en el último intento de golpe no sorprende a ninguna persona que viva en Venezuela y se informe, sea del signo político que sea.
 LA TRAMA DEL GOLPE
El 12 de febrero, el presidente Nicolás Maduro informó al país que ese día y el anterior las Fuerzas Armadas detuvieron a varios oficiales de la Aviación Bolivariana, que integrarían la pata militar de un plan para disolver las instituciones y formar un gobierno de orientación neoliberal, pronorteamericano.
Entre los implicados hay tres generales y al menos cuatro tenientes, entre ellos pilotos e instructores de vuelo que eran los encargados de llevar a cabo la operación. La acción consistía en el bombardeo del Palacio de Miraflores y de Telesur, entre muchos otros blancos ubicados en el centro y en el este de Caracas. Según las declaraciones de los detenidos, EEUU no sólo les concedió asesoramiento y visas en tiempo récord a principios de febrero, sino que funcionarios de la Embajada norteamericana tuvieron activa participación en varias reuniones donde se elaboró el plan.
Entre las caras “políticas”, el lugar principal lo tendría el sector de ultraderecha que impulsó el fallido intento de “La Salida” en 2014. Antonio Ledezma, Leopoldo López y María Machado iban a liderar el llamado “gobierno de transición”.
Otro alto dirigente acusado es el diputado Julio Borges, de Primero Justicia, que es el partido de Henrique Capriles. No se lo acusa de algo menor: la información brindada por los oficiales es que Julio Borges fue quien señaló los blancos militares, llamados “objetivos tácticos” en la documentación obtenida. La bancada del PSUV anunció que el próximo martes pedirá su desafuero.
MADURO LLAMA AL PUEBLO A DEFENDER LA PATRIA
En reunión con los Consejos Presidenciales de Gobierno Popular en el Balcón del Pueblo, Maduro se refirió a la detención de Ledezma, en el marco de la creciente agresión desde EEUU. El presidente destacó las declaraciones “amenazantes, peligrosas”, de todos los altos funcionarios de EEUU, país que -aseguró- ya tomó la decisión de derrocarlo.
“El señor Ledezma fue capturado para que responda por todos los delitos cometidos contra la paz, contra la seguridad, contra la Constitución. Pido el apoyo de todo el pueblo para consolidar la paz, a través de la justicia”, expresó.
“El que no está de acuerdo con la Revolución, se le respeta, puede organizar un grupo político, presentarse a elecciones. Tienen gobernadores, alcaldes, diputados, concejales. La próxima elección será la número 20. De las 19 anteriores hemos ganado 18”, agregó. “En medio de esta circunstancia no pidan debilidad en mí. No, mano de diálogo y construcción y al lado de esa mano, el puño de hierro chavista para castigar la conspiración, venga de donde venga”. Por estas horas, es de esperar que Julio Borges y otros dirigentes estén cavilando qué hacer ante una inminente detención.
LA APUESTA DE LA DERECHA
En las primeras reacciones tras las denuncias, la oposición -todavía nucleada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD)- salió a apoyar en bloque a los dirigentes implicados. Eso no necesariamente se traduce en capacidad de movilización. De hecho, las últimas dos marchas convocadas por la derecha, el 12 de febrero -a un año de las guarimbas- y el miércoles 18 -a un año de la detención de Leopoldo López- fueron de escasa concurrencia.
Al culminar el día la respuesta derechista había sido muy tibia: apenas algunos cacerolazos -más débiles que durante 2013 y 2014-, e intentos de pequeñas guarimbas que eran presentados por las redes sociales como “un levantamiento popular contra el régimen”.
Sin embargo, para este viernes no se descarta que pueda haber incidentes. Durante 2014 se hizo evidente el poder de fuego de grupos paramilitares que intervinieron en las acciones violentas de “La Salida”. Las protestas por el encarcelamiento de Ledezma serán un termómetro sobre la capacidad de la derecha para obtener apoyo masivo que le permita no sólo justificar lo injustificable, sino también generar los actos de violencia que alimenten una escalada mayor, el objetivo que no han logrado hasta el momento.
 

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