La búsqueda de la hegemonía es pan y pedazo en la política de Estados Unidos hacia América Latina. Cualquier intento de algún estado latinoamericano de tomar decisiones independientes en política exterior es considerado por la Casa Blanca como un desafío. El gobierno de Obama ha hecho grandes esfuerzos para desestabilizar a gobiernos y países en el Hemisferio Occidental que se niegan a bailar al ritmo de Washington.
Normalmente, las mismas y descaradas acusaciones se hacen contra Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Estados Unidos dice que estos países tienen gobiernos autoritarios que oprimen a la oposición, que tratan de acabar con la democracia y con los medios independientes y hacen la vista gorda con el creciente tráfico de estupefacientes y la corrupción. De manera un tanto diferente hace lo mismo respecto de Argentina, Brasil y algunos estados caribeños. Todo lo hace con el objeto de socavar la autoridad y la reputación política de dirigentes que han caído en desgracia con Estados Unidos. Las acusaciones, las evidencias falsificadas y los desertores se utilizan constantemente para desacreditar a los políticos locales.
Durante varios meses, Rafael Correa, el Presidente de Ecuador, ha estado resistiendo los ataques lanzados por la oposición que llama al pueblo a levantarse y a luchar por “la justicia y contra la burocracia”. La oposición ha tenido éxito al conseguir que el Frente Unitario de Trabajadores, FUT y la Federación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE se plegaran a ella. La mayoría de la población ecuatoriana está con Correa y su Revolución Ciudadana. Correa es apoyado por la clase media, los militares y la policía. Mientras los conspiradores instruidos y financiados por la CIA utilizan todas las oportunidades para agitar la situación, Correa denuncia que los dirigentes de la oposición provocan choques con el objeto de conseguir un mártir para convertirlo en un símbolo del movimiento de resistencia. Nadie sabe cuánto durará el enfrentamiento pero las fuerzas policiales ya tienen sus bajas. Docenas de policías han sido tiroteados por los “pacíficos manifestantes.”
Por otra parte, un intento de lanzar una “huelga de hambre” se llevó a cabo en Venezuela. En la localidad de San Félix hubo saqueo de expendios de alimentos. La policía intervino a tiempo para disolver la agitación.
El Presidente Nicolás Maduro pronunció un discurso por televisión exhibiendo fotografías y videos que demuestran que los incidentes fueron una franca provocación.
De acuerdo con el presidente, la agitación fue montada por el dirigente Julio Borges del partido Primero Justicia quien huyó hacia Colombia. El presidente venezolano hizo hincapié que el Comando Sur Unificado de Combate (USSOUTHCOM sigla en inglés) está involucrado en el envío de agentes a Venezuela con el objeto de provocar la agitación.
Nicolás Maduro también señaló que existen alrededor de treinta formaciones paramilitares que operan en el país y que han sido preparadas en cursos de entrenamiento militar en Colombia. Algunos militantes han sido detenidos. Durante los interrogatorios ellos mencionaron algunos vínculos con la oposición de ultra derecha. El brutal asesinato de una joven mujer de nombre Liana Hergueta, desató un escándalo. Su cuerpo desmembrado fue encontrado oculto en una bolsa dejada en un sitio público. Esto se interpreta como una señal de guerra lanzada contra el régimen Bolivariano. En realidad se trató de un asesinato por encargo perpetrado por militantes de oposición. Posteriormente, se divulgó la especie que bebés habían sido asesinados en masa en la maternidad de un hospital de provincia.
Brasil está siendo agredido por una campaña de desprestigio. Los organizadores de esta campaña acusan a la Presidente Dilma Rousseff y al ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva de estar comprometido en un escándalo de corrupción en la empresa petrolera brasileña Petrobras. Los medios de prensa occidentales desempeñan un papel provocador tratando de denigrar a dirigentes conocidos del Partido de los Trabajadores de Brasil PT. Las informaciones acerca de los supuestamente bajos registros de popularidad de Dilma Rousseff se han hecho rutinarias. Ellos tratan de influir en la opinión pública con el objeto que el pueblo exija su renuncia. La información que se divulga señala que las investigaciones han conseguido suficientes evidencias para hacer que la presidenta enfrente la justicia. Dilma sabe cómo contrarrestar los ataques. Analistas políticos sostienen que la intensidad de las actividades de la oposición está declinando.
Los seguidores de la Presidenta Rousseff señalan que la puga por la corrupción en la empresa Petrobras se inició mucho tiempo antes que la actual presidenta asumiera el cargo. La historia se exageró en exceso con el propósito de facilitar el camino hacia el poder del candidato de oposición Aécio Neves, apoyado por Washington en la reciente elección presidencial.
Los esfuerzos propagandísticos contra el presidente de Ecuador, Rafael Correa, contra Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, contra el presidente de Bolivia, Evo Morales, contra el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, contra la presidenta argentina, Cristina Fernández y contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff han sido últimamente intensificados. El Departamento de Estado, la Agencia Nacional de Seguridad y la Agencia de Inteligencia para la Defensa participan en las acciones coordinadas para sacar a estos dirigentes políticos y reemplazarlos por otros “democráticamente orientados” proclives a dialogar con Washington. Los montajes que apuntan hacia el derrocamiento de los políticos que impiden el establecimiento del control total de Estados Unidos sobre América Latina, toman en cuenta la situación operativa de cada uno de estos países. Hay quienes en el gobierno de Obama que abogan por medidas drásticas para “mejorar” el estado de cosas en América Latina. Están listos, incluso, para poner en acción el “montaje libio.”
Muchas veces, los servicios especiales de Estados Unidos han intentado eliminar físicamente a políticos extranjeros que no gozan de su favor. Indudablemente, que este tipo de actividades no cesará. Los pueblos de América Latina a menudo temen la constante animosidad y el odio hacia sus dirigentes provenientes del país que se auto considera “un ejemplo democrático”. Al liquidar a aquellos que son declarados como enemigos de Estados Unidos, esto le permitiría a Washington socavar el proceso de consolidación regional. Esto pavimentaría el camino hacia asestar golpes contra organizaciones tales como la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestramérica, ALBA, contra la Unión de Naciones de América del Sur, UNASUR y contra la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC. Luego entonces, Estados Unidos podría reducir la cooperación dentro del marco de Petrocaribe y las actividades del Consejo Suramericano de Defensa, CDS.
Existen bastantes personas en América Latina que están dispuestas a postrarse ante Estados Unidos. Estas personas tratarán de socavar las actividades de los BRICS e impedir la cooperación en sus respectivos países con Rusia y China. Indudablemente que los intentos por desestabilizar y destruir a los gobiernos “populistas” están entreverados con la política norteamericana que apunta hacia el aislamiento de Rusia. Washington pretende involucrar a los estados latinoamericanos en la guerra de sanciones contra Rusia.
Las metas de la política norteamericana en América Latina es sembrar el caos en el continente. Desea acabar con los dirigentes políticos independientes y con la soberanía de cada estado para lograr el triunfo de la Pax Americana.
Estados Unidos no ha sido capaz de convertir a América Latina en una reserva neocolonial. Sus esfuerzos dirigidos hacia esa meta, están condenados al fracaso.
0 comentarios:
Publicar un comentario