La abogada de Chelsea Manning, la mujer soldado estadounidense condenada a 35 años de cárcel por la mayor filtración de documentos secretos en la historia de EE.UU. a WikiLeaks, denuncia las vejaciones a las que fue sometida su defendida y la impunidad de los responsabes de violar derechos humanos.
Su defendida, que se llamaba Bradley Manning cuando fue detenido pero que posteriormente optó por cambiar de sexo y llamarse Chelsea, lleva en prisión más de cuatro años, desde mayo de 2010. La abogada, según Miradas al Sur, experta en temas de seguridad nacional, no se arriesga a calificar a Chelsea como “presa política”, sino que prefiere definirla como “una mártir”, relata las torturas y los malos tratos que su defendida tuvo que soportar antes del juicio. En diálogo telefónico con Miradas al Sur, la letrada, que también lleva el caso del preso más torturado en la prisión de Guantánamo, acaba de iniciar un proceso de apelación para revocar o, al menos, rebajar la pena impuesta a Manning.
La ex soldado fue acusada de filtrar a WikiLeaks decenas de miles de documentos secretos del Gobierno de Estados Unidos que destaparon las vergüenzas de la administración estadounidense.
Hollander denuncia que los únicos perseguidos por la tortura practicada por EE.UU. en virtud de la guerra contra el terror iniciada por Bush son los denunciantes de las violaciones de derechos humanos. La abogada critica además al gobierno de Obama por no hacer nada para llevar ante la Justicia a los responsables de las torturas e incluso los proteja: “Sabemos que esas torturas se realizaron con instrucciones claras que venían del Departamento de Defensa y del Consejo Jurídico del presidente, y, sin embargo, estas personas, que no tienen inmunidad, no han sido procesadas ni temen serlo”.
–¿Cual es la situación actual de Chelsea?
–Está en la cárcel militar de Fort Leavenworth, en el Estado de Kansas. Dentro de lo que cabe, está bien. Tiene garantizada su seguridad personal, nadie le está infringiendo ningún tipo de daño. Está trabajando. Está mucho mejor que cuando estuvo detenida en Quantico, Virginia, donde la trataron con crueldad. Era un trato absolutamente gratuito e innecesario que constituía en sí una tortura.
–Deme un ejemplo...
–La obligaban a cuadrarse sin ropa durante horas para humillarla. El castigo a la ex analista de Inteligencia fue demoledor. La ONU no dudó en calificar el trato que sufrió Manning durante el período de prisión preventiva de “cruel e inhumano”.
–¿Chelsea tiene contacxto con el mundo exterior?
–Sí. Puede leer diarios y revistas, recibir algunas visitas e intercambiar correspondencia, aunque esta pasa previamente por la censura.
–¿Manning se arrepiente de lo que hizo?
–Ella dice que no. Probablemente no haya pensado en las consecuencias, pero considera firmemente que hizo lo correcto. En dos cartas me escribió que “el público depende de una información exacta y diversa que provenga de varias fuentes, normalmente de periódicos, radio, televisión, de los blogs en internet, de distintos medios que colectivamente conocemos como la prensa. Necesitamos estas fuentes de información porque es imposible que un ciudadano por sí mismo obtenga toda la información necesaria para que pueda cumplir con sus deberes en una sociedad democrática [...] A través del trabajo, con empeño y dedicación, de defensa de la transparencia y la libertad de expresión, nuestro sistema de prensa y nuestra democracia podrán seguir intactos”.
–¿Cree que podrá obtener una reducción de la pena?
–Estamos en la fase inicial del proceso de apelación. Hay que tener en cuenta que se trata de un caso que comprende 111 tomos de 300 páginas cada uno y ni siquiera he terminado de leer toda la documentación. Yo no soy optimista, pero es que nunca lo soy. Creo que siendo optimista a veces puedes acabar omitiendo algo realmente importante para el caso. Mi teoría principal es ser todo lo pesimista que se pueda para intentar encontrar todas las formas posibles de ganar. En el caso de Manning no tengo ni idea de lo que puede pasar. Lo justo sería que se revocara la condena. Primero, porque es absoluta y totalmente injusto que se le haya impuesto una pena de 35 años de cárcel cuando las personas que han cometido las violaciones de derechos humanos ni siquiera han sido identificadas. Por otro lado, la Ley de Espionaje, por la que Chelsea fue procesada, es en sí una ley injusta. Cuando se promulgó, durante la Primera Guerra Mundial, su objetivo era procesar a espías y ya no era muy buena por aquel entonces. Ahora mismo, de hecho sirve para poder procesar a denunciantes, y esto es algo muy peligroso.
–¿Manning ha servido de chivo expiatorio? ¿Su condena es un aviso al resto de implicados en las filtraciones?
–El ejemplo más claro es Edward Snowden, que declara que no quiere volver a EE.UU. por lo que le ha pasado a Chelsea Manning. Se trata de una situación que va en contra del derecho a la libre expresión, que la amordaza. No sé si la intención original era eso, pero claramente se ha convertido en una medida ejemplarizante.
–A pesar de las promesas de Obama, Guantánamo sigue abierto. ¿Alguna vez se cerrará?
–No lo creo. Todavía hay 142 presos en Guantánamo. Todos olvidan que con (George W.) Bush de presidente había 770 y mandaron a casa a 500 de ellos. Obama ha liberado a muchas menos personas de Guantánamo. No creo que se vaya a mandar más gente a la base, puede que más presos acaben yéndose y que sólo se queden los que están siendo procesados. Hay muchos reclusos de los que se dijo que jamás iban a ser liberados y, sin embargo, hay casos de canje de prisioneros por soldados secuestrados, por ejemplo.
–Usted también representa a Mohamedou Ould Slahi, que está preso en Guantánamo. ¿En qué situación se encuentra?
–Está bien aunque probablemente ha sido torturado más que ningún otro preso en Guantánamo. El secretario de Defensa Donald Rumsfeld firmó personalmente las órdenes para hacerlo. Rumsfeld no lo llamaría tortura, pero yo sí. Esta tortura incluyó un viaje en barco para convencerlo de que lo llevaban a un sitio donde no podría ser encontrado. En el curso de ese viaje le rompieron las costillas, lo golpearon y... prefiero parar aquí. Más tarde comenzaron con el “Frequent flyer program”. Se llama así porque no dejan dormir al prisionero, al que despiertan cada dos horas. A Slahi se lo hicieron durante 70 días. Esto lleva a la psicosis y de hecho comenzó a escuchar voces. Ahora está escribiendo un libro que se publicará en enero titulado Diario de Guantánamo.
–¿Y podrá publicarlo?
–Sí, pero me ha costado seis años tener acceso a la información y aún ahora no se puede leer todo el contenido porque gran parte ha sido censurado. Casi todo son cartas enviadas a sus abogados que nosotros finalmente hemos sido capaces de obtener para su publicación.
–¿Qué opina de la decisión del presidente uruguayo, Pepe Mujica de recibir seis presos de Guantánamo, pero –al mismo tiempo–, negarse a aceptar las condiciones que Washington pretendía?
–Es una actitud excelente. Ojalá que otros países lo imiten. La liberación se demoró justamente porque el presidente Mujica se negó a aceptar las condiciones y, al final, decidieron mandar los presos de todas maneras.
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