Por una vez, el villano ha vencido al héroe de Hollywood. El gigante cinematográfico Sony se ha visto obligado a suspender el estreno de La entrevista tras el macroataque cibernéticoque se ha apoderado de decenas de miles de datos sensibles de la compañía –desde el guión de la próxima entrega de James Bond hasta números de las tarjetas sanitarias de estrellas como Silvester Stallone-, ha distribuido de forma ilegal cinco estrenos y ha amenazado con ataques terroristas contra las salas que proyecten esta ficción sobre un intento de asesinato contra el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.
El asalto de los piratas informáticos a la compañía fue de tal nivel que el FBI se vio obligado a intervenir, y si bien no culpa públicamente a Pyongyang, medios norteamericanos comoNew York Times o CNN afirman que sus expertos les han comunicado de forma anónima que tienen pruebas que lo vinculan a los norcoreanos.
Desde finales de noviembre, cuando se produjo el ataque, hasta hace unos días, los piratas se limitaron a distribuir todo tipo de material sensible robado a la compañía: e-mails más que comprometidos, unos 50.000 números de tarjetas sanitarias de sus empleados, entre ellos estrellas como Rebel Wilson o Judd Apatow, los datos de las tarjetas de crédito del presidente de la Sony, Michael Lynton o guiones de algunas de las series de televisión que se estrenarán próximamente.
Lo más duro para la compañía fue el robo de cinco películas, cuatro de ellas sin estrenar, entre las que figuran el remake de Annie, Mr. Turner o la última película bélica de Brad PittFury: desde que fuera colgada, ésta última ha sido descargada más de un millón de veces. En total, las producciones robadas fueron descargadas dos millones de veces.
A ello había que sumar datos sobre La Entrevista –una producción de 44 millones de dólares que por el momento no verá la luz- tan comprometidos como cuánto se llevó su co-director y co-protagonista Seth Rogen (unos 8 millones de euros) o el actor principal (James Franco se llevó 6 millones) y detalles como los 74.000 dólares que costaron contratar dos tigres, sus cuidadores y los “gastos de hospedaje” de los animales.
El último mensaje de los hackers –que se hacen llamar Guardianes de la Paz- suponía sin embargo una escalada dialéctica difícil de digerir en Estados Unidos. “Pronto el mundo verá lo que la terrible película de Sony ha provocado. El mundo se llenará de miedo. Recuerden el 11 de Septiembre de 2011. Recomendamos que mantengan distancias de los lugares [donde se proyecte la película]”, aseguraban en la red.
“Cesen inmediatamente de distribuir la película del terrorismo que puede quebrar la paz regional y causar la guerra”. La comunicación del grupo incluso recomendaba a quienes residan cerca de los teatros donde se estrenaba la comedia que abandonen temporalmente sus casas: suficiente para que cinco grandes cadenas de distribución hayan anunciado que no la proyectarán. Ese ha sido el motivo de Sony para retirarla: “Dada la decisión de la mayoría de nuestros distribuidores de no proyectar la película La Entrevista, hemos decidido no seguir adelante con el estrenodel 25 de diciembre. Respetamos y comprendemos la decisión de nuestros socios y, por supuesto, compartimos su interés supremo por la seguridad de sus empleados y espectadores”, asegura la compañía en un comunicado.
Desde Pyongyang, el silencio es la norma tras varias reacciones contradictorias. El régimen de Corea del Norte comenzó respondiendo de forma airada cuando se supo del argumento de la película, donde se caracteriza al líder supremo Kim Jong-un como un ser infantil y belicoso admirador de la cantante Katy Perry. El pasado junio, un portavoz del Ministerio de Exteriores afirmó que la comedia suponía “un acto de guerra” al que Pyongyang se reservaba el derecho de responder. “Nuestro Ejército y nuestro pueblo ve al líder supremo como algo más precioso que sus propias vidas. Si la Administración norteamericana se confabula y patrocina la proyección de la película, nos invita a una respuesta fuerte y despiadada“, decía en declaraciones recogidas por Chosunilbo Media.
Tras producirse el asalto informático, el pasado 24 de noviembre, calificado por la Sony de “ataque criminal sin precedentes” que obligó a sus empleados a prescindir de los ordenadores y volver al lápiz y el papel, Corea del Norte adoptó un tono mucho más misterioso, sin confirmar ni desmentir –“esperen y verán”, aseguró un portavoz del régimen norcoreano en declaraciones recogidas por la BBC- antes de negar su responsabilidad al tiempo que loaban un ataque informático que “puede haber sido una obra justa de partidarios y simpatizantes”.
Los códigos maliciosos empleados en el ataque informático son muy similares a otros usados en ofensivas similares contra bancos y medios surcoreanos, lo que señalaría en principio al vínculo con Corea del Norte. Se ha especulado mucho con la posibilidad de que la Unidad norcoreana 121, especializada en Informática, sea la responsable de la ofensiva, aunque también podría haberse realizado con ayuda rusa o china o incluso por encargo.
Algunos actores de la película La Entrevista han reaccionado airadamente a lo que ven un ejercicio de autocensura y una cesión a las “demandas terroristas”. Robe Lowe, que protagoniza un cameo en la comedia, tuiteaba: “Wow. Todos han cedido. Los hackers han ganado. Una victoria completa y total para ellos”. Mientras los medios norteamericanos sopesan qué tipo de respuesta debería emplear Estados Unidos para contrarrestar la victoria norcoreana –hay quien propone distribuir gratuitamente la película online- el presidente Barack Obama se ha limitado a declarar en la ABC: “Por el momento, mi recomendación es: vayan al cine”.
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