Un comunicado de prensa emitido el pasado 30 de septiembre por el Centro Simón Wiesenthal menciona que su director de Relaciones Internacionales, Shimon Samuels, junto al director de la división Latinoamérica, Sergio Widder, le enviaron una carta al presidente de la Cámara de Diputados de Argentina, Julián Domínguez, para protestar contra un evento realizado ayer en el Congreso Nacional argentino, destinado a lanzar la campaña de recaudación que lleva el nombre "Palestina aguanta, Argentina se levanta".
La misiva contiene fuertes párrafos. Algunos de ellos: “Somos solidarios con quienes han sido víctimas de la violencia de Hamás, ya sean israelíes o palestinos. (...) Fue la agresión de Hamás -con miles de cohetes lanzados contra civiles desarmados- lo que desencadenó el derecho de Israel a la autodefensa, garantizada en la Carta de las Naciones Unidas. (...) Fueron muchas las medidas que tomó Israel para tratar de minimizar las víctimas civiles a través de diversas formas de alerta -llamadas telefónicas, panfletos y mensajes de texto- convocando a los habitantes a evacuar las zonas donde se hallaban las plataformas de lanzamiento de los cohetes. (...) Nuestro Centro se manifiesta a favor de iniciativas humanitarias y de promover la paz. Pero esta es una campaña que pretende abusar de la buena fe de los parlamentarios argentinos para dar apoyo al odio y a la violencia antisemita de Hamás. (...) No hay nada en la invitación que permita suponer que se vaya a condenar el credo antisemita de Hamás, cuya Carta Orgánica de 1988 proclama el propósito de exterminar a los judíos de todo el mundo y destruir el Estado de Israel, un país que mantiene relaciones amistosas con Argentina”.
La carta enviada por el Centro Wiesenthal está llena de omisiones, maniqueas interpretaciones y una tendenciosa superioridad moral que conviene revelar para entender cuál es el mensaje que pretende comunicar.
*Habla de las víctimas de la violencia de la organización islámica Hamás sin hacer mención a la violencia gubernamental del Estado de Israel, como si la violencia de Hamás -que se cobró la vida de 72 israelíes (entre los que se cuentan 66 soldados) fuera más criticable que la violencia de un estado que provocó la muerte de más de 2131 personas (las cuales no más del 30 por ciento fueron militantes de la organización terrorista)
*El Centro Simón Wiesesenthal se equivoca al nombrar a las Naciones Unidas para justificar la autodefensa de Israel, puesto que cuando otras normas de la ONU no son beneficiosas al Estado hebreo son desconocidas de plano por su gobierno: desde 1967, ha desconocido más de 60 resoluciones de la ONU que condenaron sus acciones violentas en los territorios palestinos. Además, según un fallo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, adoptado el 8 de enero de 2009 -resolución 1860-, la Franja de Gaza constituye hasta el día de hoy una parte integral del territorio ocupado en 1967 por Israel, y que está obligado a abandonar debido a que continúa bloqueándola por tierra, mar y agua.
*Las argumentaciones del Centro Simón Wiesenthal que afirman que Israel tomó medidas en Gaza para minimizar las bajas palestinas desde zonas donde se originaban lanzamientos de misiles son, por lo menos, contradictorias. Durante la operación militar "Margen Protector", cientos de residentes palestinos, según la organización israelí Btselem, fueron bombardeados mientras se encontraban aún en sus casas: 547 personas fueron asesinadas incluyendo 125 mujeres y 250 niños (de los cuales sólo diez personas eran militantes del brazo militar de Hamás, sumado al hecho de que no existen pruebas que comprueben que desde alguna de esas casas se lanzaran cohetes.) Es decir, 64 familias enteras, con algunas excepciones, fueron borradas de la faz de la tierra. Asimismo, la excusa moral de tratar de minimizar la destrucción sistematizada por Israel al afirmar que el ejercito israelí alerta a la población civil previo a un ataque con misiles no es pertinente debido a que el bombardeo de viviendas no es un blanco militar legítimo y el ataque a los mismos constituye una clara violación del derecho internacional de la ley humanitaria. Y aunque haya combatientes dentro, el ataque a casas de familias sigue contemplado por el derecho internacional humanitario, ya que sólo permite ataques contra objetivos que puedan proporcionar una ventaja militar al ser dañados.
*No se entiende por qué se exige que haya en la invitación a la campaña de solidaridad del diputado Grosso con el pueblo palestino una mención a la carta de fundación de Hamás, pues la mencionada campaña llama a depositar dinero en una cuenta bancaria que posee en nuestro país la Autoridad Palestina, una especie de gobierno autónomo reconocido por el mismo Estado de Israel y, por supuesto, por Argentina, la cual recibe donaciones de cientos de organizaciones y países de todo el mundo. Es cierto que la carta de fundación de Hamás -que domina parcialmente los destinos de la población gazatí puesto que Israel controla todos los accesos y el comercio exterior de Gaza- posee claras referencias anti-judías y conspirativas. Pero es necesario aclarar que el partido que gobierna al Estado de Israel prácticamente sin interrupciones desde hace 14 años, el Likud, todavía no eliminó de su plataforma de fundación el siguiente párrafo: "El derecho del pueblo judío a la tierra de Israel es eterno e indiscutible y está vinculado con el derecho a la seguridad y la paz; por lo tanto Judea y Samaria (como conocen los israelíes a Cisjordania) no serán entregados a ninguna administración extranjera y entre el mar y el río Jordán sólo habrá soberanía israelí". También es pertinente agregar que la constitución del Likud, fechada en 2006, también niega todo derecho de autodeterminación palestina: "Salvaguardar el derecho del pueblo judío a la "Tierra de Israel" como un derecho inalienable eterno, trabajando diligentemente para asentarse y desarrollar todas las partes de la "Tierra de Israel", y extendiendo la soberanía nacional a los mismos". El termino bíblico "Tierra de Israel", "Eretz Israel" -en hebreo-, se refiere a toda la extensión de tierra que va desde el mar Mediterráneo hasta el río Jordán (algunos mapas antiguos de "Eretz Israel" hasta incluyen parte de Egipto, parte de Jordania y parte del Líbano.)
Por lo visto, a los representantes del Centro Simón Wiesenthal le es más cómodo (y conveniente) fijarse en las miserias ajenas que en las propias.
El mundialmente famoso Centro Simón Wiesenthal (que lleva el nombre de un reconocido cazador de nazis y que en su página de Internet se autodenomina como una organización judía global de derechos humanos, que combate el antisemitismo, el odio y el terrorismo promoviendo los derechos humanos y la dignidad, que apoya a Israel, defiende a los judíos de todo el mundo y enseña las lecciones del Holocausto a las futuras generaciones) debería recordar que las acciones militares israelíes provocaron más de 500 niños muertos y otros 3000 menores heridos. Esta entidad, que goza de estatus de organización no gubernamental ante la ONU, la UNESCO, la OEA y la OSCE, posee 400 mil miembros en todo el mundo. Sin embargo, esta ONG no es la organización más indicada para acusar a otros de “fomentar el odio, el terrorismo y trasplantar conflictos foráneos”. Esta institución recibe acaloradas críticas mundiales debido a que su director en Israel, Efraim Zuroff, vive en Efrat, colonia judía en los territorios palestinos ocupados de Cisjordania, y por la actual construcción de un "Museo de la Tolerancia" dentro del histórico cementerio musulmán Mamilla en Jerusalén. El mismo cementerio fue declarado en 1948 por el naciente Estado de Israel como “uno de los más importantes cementerios musulmanes de la región, donde descansan más de 70 mil guerreros del ejército de Saladino y otros estudiosos musulmanes.”
Mientras el Centro Simón Wiesenthal nada dice de las acciones violentas del estado de Israel o de organizaciones judías mundiales con las que colabora como el "Fondo Nacional Judío" -que canaliza gran parte de los millones de dólares que recibe de todo el mundo para la construcción de colonias judías en territorios palestinos ocupados- sí se encuentra expectante por lo que un legislador de Argentina hace con una campaña solidaria destinada a recaudar plata para ser transferida a la Autoridad Palestina, que Israel dice reconocer y con la que pretende negociar un acuerdo de paz. Claramente, el Centro Simón Wiesenthal no promueve los derechos humanos y la dignidad, o por lo menos, los promueve según su propia agenda política basada sólo en la solidaridad racial o religiosa como cuando denunció a principios de este año al club chileno de fútbol "Palestino" por fomentar "un propósito terrorista": la representación del mapa de lo que se llama la "Palestina histórica" en la remera de fútbol del club (mapa creado por los ingleses a principios de siglo que representa a los territorios palestinos unidos con los judíos).
Si bien es común que organizaciones judías utilicen la figura del antisemitismo para desprestigiar cualquier iniciativa que incluya al pueblo palestino, lo que el Centro Simón Wiesenthal debería preguntarse es si no tienen ninguna tarea humanitaria más importante que hacer dentro del propio estado judío.
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