"Los planes de Washington para dominar el mundo fracasan en Medio Oriente y Eurasia", por lo que, según la periodista Vicky Peláez, "los halcones iluminados decidieron intentarlo en Venezuela y Bolivia".
Washington ha incluido a Bolivia y Venezuela en su lista negrade países que no combaten el narcotráfico. Poco después el presidente Barack Obama firmaba una orden ejecutiva que califica a Venezuela como amenaza a la seguridad nacional de EE.UU. Unas imputaciones que "representan un cúmulo de cinismo", subraya Peláez en una columna para la agencia de noticias Sputnik.
Lo absurdo de la acusación contra Bolivia, recuerda Peláez, es que coincide con la conclusión de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), que destaca los logros del país andino en la lucha contra la droga. Incluso un informe de la Oficina de la Casa Blanca de la Política Nacional para el Control de Drogas (ONDCP) de 2014 aseguró que "Bolivia fue el país donde más disminuyó la producción de cocaína, pasando de 190 toneladas métricas en 2012 a 155 toneladas en 2013", recuerda la periodista.
"En realidad lo que le molesta al gobierno norteamericano es la política independiente de Evo Morales de control de drogas, que prescinde de toda la 'ayuda' que ofrecía Washington", opina Peláez. A su juicio, la nacionalización y regionalización de la lucha contra las drogas decretadas por el gobierno boliviano en 2009 significaron "una pérdida sustancial financiera" para EE.UU. Otro aspecto es que a la vez la privó también de una importante "fuente de información y 'subversión' en los Andes", añade.
En cuanto a Venezuela, "es muy difícil convencer a la opinión pública mundial, en la era de internet" de que esta nación, cuya capital Caracas está a 3.314 kilómetros de Washington, representa un peligro para la seguridad nacional de EE.UU., acentúa la periodista. "Nadie se explica qué amenaza real podría representar un país que no tiene armamento nuclear, misiles de crucero etc. para la seguridad nacional de Norteamérica", precisa.
Desde su punto de vista, el problema real reside en los 320.000 millones de petróleo que posee Venezuela, sumados a "su alto sentido de soberanía e independencia frente a los dictados de Washington". Venezuela representa "un ejemplo negativo" para el resto de Latinoamérica que podría inducir a otros países a la desobediencia promoviendo agendas nacionales, concluye Peláez.
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